Esta frase la conocí en el camino de Santiago y desde entonces ha sido mi bandera y parte de mi filosofía de vida. Y es que los sueños pueden ser grandes o pequeños y pueden quedarse en sueños cuando no trabajamos por ellos.
En mi adolescencia cuando estudiaba bachillerato soñaba con estudiar psicología pues siempre me atrajo saber sobre la psique humana, las emociones y las conductas del ser. Pues estudié odontología, me gradué y ejercí por casi veinte años. También soñaba con viajar y recorrer el mundo, tener una familia e hijos y entonces la vida dio vueltas y en esas vueltas me casé, tuve hijos y siempre me mantuve estudiando, leyendo y trabajando.
Pasaron los años y emigre a los cuarenta y seis años, deje mi profesión y me reinvente. Me preparé como life coach y coach sistémico y comencé a organizar viajes místicos a lugares como Sedona y el Gran Cañon en Arizona, y el Camino de Santiago en España.
Hace muchos años pensaba que a mis cincuenta ya estaría comenzando a retirarme y resulta que con cincuenta y tres me encuentro enfocada trabajando en mi marca personal, aprendiendo cada dia nuevas herramientas de coaching y PNL, y trabajando el nuevo modelo de las constelaciones familiares, las Reconstructivas de Carola Castillo.
De alguna manera todas estas herramientas me llevan a acompañar a personas en sus procesos. Es decir que en cierta forma ejerzo una especie de psicología.
Y que decir de los viajes que organizo, que son motivo de inspiración para muchos, pues los recorridos en la naturaleza y las montañas son espectaculares.
Soñé y sigo soñando. Te invito a que sueñes siempre con los pies en la tierra y que te arriesgues a vivir.
Te acompaño a sacar lo mejor de tí.