Y aquí estas leyendo y tienes muy claro el día que naciste. ¿Sabes que día vas a morir?
¿Que nos despierta de golpe y hace que reaccionemos?
Una infidelidad, la muerte de alguien a quien amamos, el diagnóstico de una enfermedad grave, un accidente de tránsito o un despido inesperado del trabajo. Al menos estas son algunas de las circunstancias que le mueven el piso a la mayoría y algo han de hacer motivados por el dolor, la rabia, la insatisfacción o la vulnerabilidad.
Siempre me pregunto ¿Tiene que pasar algo grave para que yo despierte, algo que me duela tanto tanto que mueva lo mas ínfimo de mi ser y decida hacer algo? Y siempre me respondo lo mismo, NO, al menos para mi, es la manera de vivir la vida.
Mi filosofía de vida desde hace muchos años es tener consciencia de muerte, al fin y al cabo, la vida es un ultimátum y he decidido vivirla y caminarla transitando los sinsabores, respirando hondo y poniendo en práctica algo de lo que aprendido.
Un ejercicio que practico muy a menudo es la LINEA DE LA VIDA que aprendí en la certificación de Life Coaching en Coaching Hub a la cual le he añadido un poco del trabajo sistémico que realizo y que te comparto en el video adjunto. Te invito a que lo veas.
Otro ritual es al amanecer apenas despierto, es decir: GRACIAS al abrir los ojos y al poner los pies en el piso cuando me levanto. Te invito que lo hagas, tu día comienza en gratitud.
A mis cincuenta y cuatro años reconozco mi déficit de atención y e aprendido a colocar absolutamente todo en el calendario de mi teléfono, desde una sesión con un cliente, el cumpleaños de alguien a quien quiero llamar hasta la lista del mercado o la cita para hacerme la manicure. Aun así, a veces se me olvida ver el teléfono y me reprocho y entonces recuerdo que estoy viva y que tengo la oportunidad de enmendar. Aun sigo aprendiendo.
Por mi historia de abuso que puedes leer en uno de mis artículos, el toque físico no era lo mío, parecía un “espinero”, no me gustaba abrazar y no permitía que me abrazaran mucho y qué pasó, escogí una pareja “melosa”, cariñosa, paciente por demás. Y entonces me fue enseñando y me relajé y fueron llegando personas a mi vida con quienes me he abrazado bonito, a tal punto que hoy por hoy comparto abrazos apretaos de corazón a corazón. Aun sigo aprendiendo y practicando.
También he aprendido a escuchar mi cuerpo, a poner limites en las relaciones y por sobretodo he aprendido a escucharme. A veces me pregunto: ¿serán los años? Y me respondo, que importa si son o no, lo que importa es como me siento, como palpita en mi la vida, mis ganas, esas ganas de seguir haciendo esto que tanto disfruto. Te invito a que descubras, que te descubras y te goces.
A fin de cuentas, la vida es un ultimátum y mientras este viva me la voy a gozar.