Así como para que se de un buen intercambio en el sexo y se generen esos orgasmos inolvidables se necesitan dos, para que una conversación surja se necesita que ambas partes estén dispuestas, de lo contrario el monólogo intrapersonal no se expresa ni fluye para que la danza de palabras salga y así podamos escucharnos y expresarnos mutuamente, afirmaciones, juicios y percepciones y entonces lograr dilucidar acuerdos, plantear una negociación o una ruptura. Solo así se cierran ciclos para que surja lo nuevo, lo diferente.

Cualquier conversación puede ser crucial en el ámbito de pareja, familiar, laboral o en una amistad. Los malentendidos llegan a serlo gracias a las incompetencias de las partes para generar y desarrollar el diálogo.

De los 60 o 70 mil pensamientos que van rumiando en la mente de cada ser humano diariamente solo unos pocos podemos atajar para co-crear lo que traduciremos a través del lenguaje hablado.

De las percepciones del observador que somos sumado a la interpretación de los hechos que cada observador emite desde su historia personal, imagínate cuantas son historias distorsionadas y cuales son reales.

De allí que permitirnos escuchar al otro sea determinante, así como también darnos la oportunidad de compartir con ese otro lo nuestro. 

Ojalá se nos enseñara desde niños las diversas competencias que abarca la comunicación interpersonal, pero nunca es tarde. Loro viejo si aprende a hablar cuando se lo propone y lo practica cotidianamente. 

Un arduo trabajo puedo aseverar porque es mi caso particular, pero te repito, y me lo repito a mi misma, se logra cada vez mas.

Lo que si es cierto es que cuando es importante y trascendente, la conversación se puede diseñar y tu me dirás “que fría y calculadora” y te puedo decir, ese es tu juicio y tu percepción. 

A mi entender depende del tipo de conversación y por supuesto del vínculo o la relación existente con el interlocutor en cuestión.

Te cuento una historia, hace un tiempo atrás cultivé una hermosa y profunda amistad, de esas que he tenido muy pocas en mi vida. Me sobran los dedos de una mano para contarlas. De esas uñas y sucio y condicionales porque en una relación entre seres suficientemente adultos, las condiciones prevalecen, comenzando por el respeto. 

Pasaron los años y la confianza era tácita, a tal punto de compartirnos historias personales y familiares íntimas y también llorar o reír y llamarnos a botón cuando considerábamos que era necesario.

Para hacer este cuento corto, un buen día sin más, se cortó la comunicación e intenté conocer las razones. Llamé, envié mensajes y nunca recibí respuesta. En pocas palabras, intenté generar esa posible conversación que nunca se dio.

Queda un sabor amargo por no entender, pero mas allá de eso, queda el dolor de la pérdida; o mejor dicho quedaron porque después de mi duelo respectivo y de darle rienda a esa loca de la casa que no eran más que mis pensamientos recurrentes que trataban de entender y buscar explicaciones, un buen día me dije, lo intenté.

Confieso que me costo mucho y transité esa culpa sin basamento alguno, pero en el afán de voltear los ojos pa’dentro siempre busco ponerme en los pies del otro y trato de entender hasta que entendí que para que una relación continúe o para que una conversación surja, inevitablemente se necesitan dos.

¡Te invito a que diseñes tus conversaciones cuando realmente sientas que la relación que está en juego y vale!

Te espero en mis sesiones donde te acompaño a decodificar, a construir y a reconstruir relaciones desde una comunicación asertiva empleando herramientas que involucran la escucha activa, la interpretación de los juicios, las afirmaciones, las peticiones y los acuerdos.

En algunos casos estas conversaciones te llevaran a culminar una relación y pasar la página. Aquí lo importante es que lo hagas conscientemente y sin culpa.

Las conversaciones importantes y trascendentes merecen ser diseñadas, planificadas y mas tarde ejecutadas. Para eso te cuento que yo como consultante o cliente hace algunos años me toco invertir para diseñar una conversación que cambio mi vida.

Si estas dispuesta y lista, te puedo acompañar y con mi mirada como Coach y las diversas herramientas que uso en este camino, te garantizo que cambios vas a ver porque si.

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Anastasia Gómez Lira
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